El trastorno de #estrés postraumático (TEPT) es un problema de salud psicológica que puede originarse después de que un sujeto ha experimentado o presenciado un evento crítico, capaz de producir una sensación de amenaza, directa o indirecta, a la vida y al #bienestar de la propia persona.
El malestar resultante es atribuido a acontecimientos externos, considerados especialmente graves: conflictos bélicos, abuso infantil, amenaza y/o agresión sexual, violencia criminal, trabajadores expuestos a situaciones dramáticas, supervivientes de desastres naturales o provocados, accidentes de tráfico, personas en situación de enfermedad.
Aunque los criterios diagnósticos varían, tanto en la conceptualización de colectivos de riesgo como en la definición de suceso traumático y la relevancia del tiempo transcurrido desde el acontecimiento hasta la evaluación del impacto, la sintomatología del TEPT incluye:
1.Recuerdos intrusivos: reexperimentación del evento traumático a través de evocaciones angustiosas, pesadillas o flashbacks.
2.Conductas de escape: evitación de lugares, personas, objetos, actividades que recuerden el suceso ocurrido.
3.Cambios negativos en el pensamiento y el estado de ánimo: Sentimientos de desesperanza, dificultad para recordar aspectos centrales del suceso, pérdida de interés en actividades anteriormente gratificantes.
4.Reacciones físicas y emocionales: Sobresaltos, alteraciones del sueño, irritabilidad, labilidad fisiológica, ansiedad…
5.Disociación, relacionada con fenómenos de desrealización, despersonalización, amnesia y alteraciones de identidad.
La evidencia científica pone de relieve la eficacia diferencial de la terapia cognitivo-conductual (TCC ) contemplando, además de las variables biológicas, pensamientos, emociones y conductas del sujeto en interacción con su ambiente, las preferencias del paciente en relación tanto al modelo teórico como al perfil de terapeuta. Entre sus técnicas:
1.Exposición, en imaginación o en vivo, con el objetivo de reducir la hiperactivación ante la evocación del suceso acaecido, al generar habituación e insensibilización.
2.Reestructuración cognitiva, orientada a la identificación y modificación de pensamientos desadaptativos o interpretaciones generadoras de disfunciones emocionales.
3.Entrenamiento en inoculación de estrés, con objeto de enseñar a los individuos estrategias de afrontamiento adecuadas al control de ansiedad y alteraciones propias de la respuesta de estrés.
Existen además otros tratamientos que, dependiendo del perfil de paciente, han mostrado su utilidad en TEPT:
1.Terapia de aceptación y compromiso (ACT): ayuda a las personas a aceptar sus eventos privados, comprometiéndose a actuar de acuerdo con sus valores, aun cuando estén advirtiendo emociones negativas.
2.Psicofármacos: los antidepresivos, inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), reducen hiperactivación, embotamiento y conductas de evitación.
3.EMDR: utiliza movimientos oculares guiados para reprocesar y reducir el impacto emocional de los recuerdos traumáticos.
La Respuesta, en los sistemas biológico, cognitivo, emocional, conductual y social, de un sujeto a una situación intempestiva, determina el diagnostico diferencial de TEPT, así como el diseño de un plan de intervención orientado a la recuperación de su equilibrio habitual, de su funcionalidad biopsicosocial.
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