Conocer, regular, nuestra dinámica emocional, requiere el manejo de habilidades capaces tanto de potenciar una adaptación inteligente al medio como de prevenir, o, en su caso, controlar depresión, ansiedad, fobias, estrés, trastornos de personalidad. Facilita competencia en relaciones interpersonales, resolución de problemas, toma de decisiones informada, integración activa en los contextos académicos y profesionales, e incrementa significativamente nuestra capacidad para afrontar la adversidad.
Una gestión eficaz de las propias #emociones implica la adquisición de estrategias cognitivas, conductuales y fisiológicas, que permitan influir sobre ellas, con el objetivo de obtener niveles de equilibrio saludables. Así, frente a una reactividad excesiva ante estímulos ambientales, oscilaciones del estado de ánimo, dificultades para enfocar atención y conductas de evitación, entre otras manifestaciones de déficit en activación o efectividad de estrategias de autocontrol, la ciencia psicológica propone, entre otros, el siguiente proceso terapéutico:
1.Comprender la función que las emociones cumplen en relación a la adaptación social, a la activación motivacional, a la propia supervivencia.
2. Identificar y etiquetar emociones , lo que exige un conocimiento del procesamiento de información emocional. Es preciso observar, registrar y describir:
1.El suceso que ha desencadenado la emoción.
2.La interpretación de la situación desencadenante de la emoción.
3.La historia previa al evento desencadenante, que aumenta la sensibilidad a dicho evento, y la vulnerabilidad a una reacción inmediata.
4.La experiencia subjetiva, incluyendo la sensación física provocada por la emoción.
5.Las conductas que expresan emoción.
6.Efectos secundarios de la propia emoción en otras áreas de funcionamiento de la persona.
3. Cambiar estímulos no deseados. Requiere:
1.Revisión de los hechos. Las emociones son respuestas a la interpretación que se hace de la situación y no a dicha situación en sí misma. Las evidencias permiten modificar dicha interpre-tación, y, en consecuencia, las emociones asociadas a ella.
2.Solución de problemas, afrontando las posibles modificaciones, tanto en la situación percibida como en los problemas derivados del inicio de la propia activación emocional.
3.Acción opuesta: consiste en cambiar la respuesta conductual de la misma, actuando de un modo opuesto, o incoherente, con la propia emoción.
5. Manejar emociones extremas
1.Incrementar la conciencia ante las emociones del momento, sin juzgar o suprimir, como observador externo capaz de entender el mensaje que transmiten estas.
2.Identificar el punto límite y aplicar técnicas de tolerancia al malestar. Conseguir modular la intensidad y duración de las emociones negativas significa tolerarlas, sin que su presencia determine acciones impulsivas que puedan empeorar la situación o el malestar percibido. Para ello se pueden utilizar estrategias distractoras, fomento de emociones opuestas…
En síntesis, autorregular emociones supone identificar nuestra reacción frente a situaciones, potenciar o disminuir su intensidad, frecuencia y/o duración, y monitorear el proceso de modificación establecido a fin de obtener el grado de ajuste previamente deseado.
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